martes, 20 de octubre de 2015

Primeros Capítulos: La Noche del Divorcio Traumático (1.5)



El primer capítulo de La Noche… tiene siete u ocho partes, según versiones, pero si lo habéis seguido, os daréis cuenta que la historia y los personajes principales ya están definidos, así que lo voy a dejar en la quinta, y ya en su momento decidiréis si lo queréis seguir. Por tanto hoy, para terminar, presentamos "El Plan"…


Capítulo 1

Papá y Mamá


1.5

El Plan


En el espeso silencio mi bisabuela entornó los ojos y sonrió para sí.

—Hablábamos de tu señor novio —tanteó—, ¿sabes ya qué vas a hacer?

—No lo sé, puede que tengas razón y al final lo mejor sea dejarlo —su voz se rompió otra vez, plañidera—. Pero está mal, me siento tan mal.

La vieja Alex resopló con hastío.

—En serio, aguilucha, ¿por qué no te olvidas de todo eso y te quedas aquí, con nosotras? Apúntate en nuestro Hogar. Esas brujas volverán a respetarte en cuando vean que has vuelto de verdad, y si no ya me encargare yo de que lo hagan... María, mírame. Cuando te fuiste te habías ganado un buen nivel de Respeto, podrías recuperarlo. Estamos a punto de iniciar la rotación, ven con nosotras, viajar un poco y ver mundo no te vendrá nada mal ¿Recuerdas? Los mares de ceniza, los glaciares de la red argenta, mamá Teide en erupción...

Los ojos de mi madre centellearon con ilusión, pero apartó la cabeza para ocultarlo.

—No puedo —dijo al cabo, estudiando la forma de la pelota de papel entre sus dedos.

—¿No puedes? —repitió su abuela, ya sin insistencia.

—No —negó María, con la boca pequeña.

—Muy bien, ahora dime la verdad.

—¿Cómo? —mi madre enrojeció.

—Has dicho que si se suspende la boda será un escándalo, que tu madre te echara de casa, bla, bla, bla... Dime, ¿qué es lo que ha pasado en realidad?

—Nada, me echará de casa porque todo está preparado y mamá pensara que ha sido culpa suya por retrasar la boda hasta que yo...

—Tu madre es una harpía posesiva y egocéntrica, pero no estúpida. ¿Por eso te va a tirar de casa? ¿Por sentirse culpable ella de que tú hayas cambiado de idea? Antes de tirarte de casa te obligara a casarte a puñetazos. La conozco y te conozco a ti. ¿Qué ha pasado?

Mi madre empezó a ceder.

—La carabina llamó a casa y yo cogí el teléfono. Me dijo que su sobrina se había puesto enferma y que esa tarde no podríamos salir. Le dije que bien y colgué.

—¿Y no te enfureciste a tu frío y calmado estilo?

—Lo hice. Por eso le dije a mamá que íbamos a salir antes de la hora normal.

La vieja Alex sonrió malvada.

—Hasta los sistemas de control social más férreos se pueden saltar si encuentras una puerta de atrás.

—¿Diarios de la Verónika?

—No. Crónicas de la Contra-Implementación. El resumen comentado por la Madre Fundadora Patricia... No intentes distraerme otra vez. Continua.

—Llamé a Juan, y quedamos donde siempre, detrás de la tapia del Templo, sólo que a las cuatro de la tarde, en lugar de a las seis. Protestó un poco pero vino de todas formas. Cuando vio que había venido sola se puso como loco de contento. Insistía en que aprovechásemos la oportunidad. Entonces ideamos el plan.

—El plan.

—Bueno, primero fuimos al cementerio y nos besamos de muchas maneras diferentes, acabé hasta mareada. Luego insistió en que fuéramos al bosque, pero teníamos que coger las bicicletas, así que preparamos un plan de acción dibujando en la tierra con un palo como en las películas. Fue muy divertido. Acabamos en el bosque, donde seguimos besándonos hasta que acabamos desnudos.

—¿Siguiendo el plan o su plan?

—Yo quería ir. Desde el principio.

—No me hagas caso, tontos miedos de abuela. Sigue.

—Confieso que al principio pensaba agarrar la bicicleta y salir disparada dejándolo plantado con cara de tonto, pero entonces me dije “¿para qué estoy aquí si no es para aprovechar la oportunidad?” La curiosidad me pudo.

—¿Tenias las bragas mojadas?

—¿Tengo que responder a eso?

—No era curiosidad, era tu maldito enamoramiento. ¿Llegasteis a crear el Vínculo?

Mi madre asintió triste.

—Fue patético. Se lo hizo encima de mío en cuanto me rozó... Fue asqueroso... pero divertido. Me reí, pensé que él también lo encontraba divertido, pero fue muy brusco conmigo y se me quitaron las ganas de hacer nada. Me empecé a vestir para irme a casa, pero empezamos a hablar. Al rato empezó a insistir en que tenía que hacerlo bien, y bueno, para eso habíamos ido allí. Llegó a estar dentro, pero luego se lo volvió a hacer encima de mí. No me reí, pero volvió a ser brusco, no me gustó nada, me hizo quedarme tumbada quieta hasta que logro terminar. Un desastre de primera vez.

—¿Te hizo daño?

—No, me quede igual, ni siquiera sangré. No, peor, me quede vacía. Lo peor fue cuando volví a casa, la carabina había llamado y mamá lo adivinó todo en cuanto me vio entrar. Pero en lugar de enfurecerse sólo protestó un poco, dijo que después de todo es como si ya estuviésemos casados. Me enseñó los papeles del compromiso firmados por papá. Por cosas mucho menores me habría abofeteado hasta hacerme sangrar la nariz. Pero entonces se limitó a eso. ¿Tú lo entiendes? Subí llorando a mi cuarto, gritando que no quería volver a ver a Juan y ella dijo que se me pasaría.

La vieja Alex escuchaba con la mirada perdida en sus pensamientos.

—Lo entiendo muy bien —dijo absorta—, tanto papeleo es una enfermedad. La burocracia no hace más que complicarle la vida a la gente.

—Pero al día siguiente seguí sintiéndome vacía, y la semana después también. Me inventé que tenía fiebre para no verlo. Ya no sé si lo quiero. Mamá dice que no importa, que el roce hace el cariño. Pero yo no puedo dejar de llorar... Eso me hizo acordarme de ti, cuando decías que el Vínculo de Carne no se puede romper.

—Las únicas cosas que pueden romper un Vínculo de Carne son la muerte y el alzhéimer. Lo importante es el recuerdo. Raíz y cicatriz... —Alex volvió a la realidad, apesadumbrada— Lastima que en tu caso ya no puedas olvidar tu primer Vínculo.

—¿Entonces nunca podré olvidar ese momento tan desagradable, nunca podré romper ese vínculo, mamá tiene razón?

—Por eso has venido, ¿verdad?

Mi madre afirmó vehemente, en silencio.

—Tu madre no tiene razón —afirmó tajante Alex— Pero siento informarte que a no ser que te des un golpe en la cabeza en el sitio adecuado no podrás olvidarlo y menos siendo la primera vez.

—¿No tiene razón? —preguntó mi madre dubitativa.

—No, aguilucha —negó Alex con la cabeza— El Vínculo de Carne es el recuerdo sellado por el contacto físico, se basa en la memoria y la imaginación. No se puede romper porque está dentro de tu cabeza, no en los papeles o lo que diga tu madre. Para romperlo tendrían que usar fármacos o hacerte una lobotomía.

Mamá suspiró apesadumbrada, pero ya más tranquila. Quizá preguntándose que era una lobotomía. En aquella época las mujeres coloniales no recibían ningún tipo de educación superior y solían olvidar rápido todo lo aprendido en la escuela. La vieja Alex le sonrió, por fin, con una expresión típica de abuela civilizada.

—No me hiciste caso, cariño, vives en la colonia, y los hombres allí son diferentes. Para tu primera vez tendrías que haberte buscado un hombre mayor, de veinticinco para arriba, mejor treinta, y casado, con experiencia, no un crío idiota.

—Debí hacerte caso... —sonrió mi madre malévola— O quizá debí haberme enamorado de un chico hogareño.

Mi bisabuela dio un respingo.

—No, ni hablar, te lo habrías llevado contigo, como esa roja de mierda hizo con tu padre.

Mi madre rio animada y musical. Tuve que coger más papel.

—En realidad vine para que me perdonases —dijo—, por ser tan tonta.

—¿Para qué yo te perdone? No hay nada que perdonar, aguilucha, hiciste lo que tenías que hacer. Quisiste crear un Vínculo con la persona que te interesaba y lo hiciste. Cumpliste la ley de la carne. Punto. Ahora quieres alejarte de ese chico, hazlo.

—Ojala las cosas fueran tan sencillas —dijo mi madre, bajando la vista pensativa.

—Vuestros hombres no están entrenados, es normal que todo acabase así. Siempre te he dicho que eres un águila, necesitas volar alto para ver las cosas en perspectiva. Si vuelves a estar cerca de ese chico te casaras con él y ya no podrás hacerlo nunca más. Ahora puedes alejarte. Déjalo madurar, hacerse un hombre, y quizá para entonces ese triste Vínculo que has hecho dará sus frutos.

Hacía rato que fuera de aquel pequeño reducto se notaba movimiento de gente, vehículos y animales. De pronto la gruesa lona que servía de entrada fue alzada con fuerza, quedando amontonada sobre el techo de la tienda, dando paso a Cepillo, entonces un hombre alto y fornido, vestido con un mono verde oscuro pulcramente limpio y el pelo entrecano cortado a... cepillo.

—Alex, ya están aquí.

—Perfecto, ¿está todo preparado?

—Todas las cámaras están encendidas y grabando. También hemos colocado las trampas como pediste, pero espero que no sea necesario...

—Yo también, Cepillo, yo también… ¿Has traído el altavoz? ¿Dónde está? —Preguntó Alex mientras se ataba fuertemente las sandalias alrededor de los tobillos.

—Sí, claro —el hombre se volvió hacia la caja abierta de un camión aparcado cerca, donde una gruesa mujer de mediana edad metía fardos uno tras otro a toda prisa— ¡Andrea, el altavoz!

Sin perder la cadencia del movimiento Andrea estiró su mano fuera de campo, cogió un enorme objeto negro y lo lanzó al aire, por donde rodó lanzando reflejos metálicos hasta caer en las manos de Cepillo, revelándose como un poderoso altavoz reforzado. Inmediatamente pasó a manos de mi bisabuela, que lo sopesó feliz.

—Muy bien, ahora esperemos que todo salga bien.

Entretanto mi joven madre permanecía ajena a todo, hundida en complejos pensamientos, llenos de novios inexpertos, papeles mojados y vínculos carnosos. La vieja Alex chasqueó los dedos delante de sus narices, haciéndola apartar la cara hacia atrás con expresión de sobresalto.

—¡Despierta, aguilucha, qué ya va siendo hora de qué te enteres en qué mundo vives!




...y hasta aquí puedo leer. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario