Historia de mi No-Vida Amorosa en Canciones
Capítulo 12
El Camino del Dolor
2011-2012
Aquel proyecto titulado Historia de mi No-Vida Amorosa en
Canciones empezó con una lista de Spotify perfectamente definida. Había una
canción por cada estación de mi vía crucis tras El Camino del Dolor… Aquella
mujer que por un momento pensé iba a ser el ángel que me iba a sacar de mi
triste vida como hombre solitario, a la que por un momento pensé que podía
hacer feliz, en uno de esos raros instantes en los que te descubres sintiendo eso
que llaman amor verdadero. No es tan raro, es lógico pensar así tras diez años soñando con la
misma persona, no podía ser otra cosa, ¿verdad? Si habéis leído El Amor en los
Tiempos del Cólera la cosa apuntaba maneras…
Sabía que con ella lo tenía muy difícil, que ella tenía un
carácter muy difícil, que casi seguro ella no era para mí, que seguro que si
seguía ese camino era para sufrir. Sin embargo, un día de mayo de 2010, mirando
a la primera chica con la que quede ligando online, vi que sonreía enseñando las
encías, como El Camino… en ese momento decidí que antes de seguir por esa senda
probaría suerte con la que me gustaba de verdad, y seguiría su oscuro camino. Por
una vez en mi vida, elegí… Que loco, que iluso, que insensato, ir detrás de alguien
que te gusta de verdad, y no de la primera persona que te hace caso o del
arreglo más asequible para ti que todo el mundo te aconseja. Así que al llegar
al cartel con las flechitas me fui por la peor bifurcación.
Eso de “no es para ti” me lo dijo su señor ex el tercer día
que la conocimos, con nuestro triángulo amoroso virtual recién constituido el
día anterior, corría octubre de 2002. Claro que en realidad no era una sabia advertencia,
pues él apenas la conocía, ¿qué porras iba a saber? En realidad quería decir,
uno, “no es para ti, sino para mí”, ja, ¡te peten!, y dos, que un tipo en silla
de ruedas como es el menda no tiene nada que hacer con una chica bohemia y
salvaje que se sube a los árboles y asalta tiendas de campaña en festivales de
rock indie, ugh, ahí sí dio cerca del blanco. Dos razones lo bastante de mierda
como para desoír semejante advertencia. Sin embargo entonces no hice nada, pues
basta un misil que de cerca del blanco para derribarme.
Quizá el Camino del
Dolor no se enamoraría de mí, bueno, seguro que no se enamoraría de mí, pero yo
creía que era el tipo de chica bohemia, buena y generosa que da amor carnal al
necesitado por amor al arte… TONTO, TONTO, TONTO …porque ahora sé que ni ella es
así ni yo soy el tipo al que le hacen el amor una noche y luego sigue con su
vida con si tal cosa. Pero qué le vamos a hacer, uno no se ha comido un rosco
ni se ha encabronado en la jungla del ligoteo callejero, en el fondo todavía es
un niño inocente, que cree que existe el amor verdadero y que eso del free love
también es de verdad, y como que no.
Ah, y también pensaba que ella haría eso por mi porque yo le
gustaba un poco, uno tampoco es tan tonto como para construir castillos sobre
la nada... Creía y sigo creyendo que le gustaba un poco. Pero todos sabemos que
una cosa es que le gustes a una chica y otra muy, muy diferente que le interese
tener cualquier cosa contigo.
En el principio fue la mirada, las pupilas se expanden de
una forma especial y el cuerpo de uno lo nota enseguida. Nunca falla. Sé que
hoy día, con tanta gente iniciando relaciones online, suena muy analógico, pero
en el caso del Camino del Dolor, aquel lejano día de 2002, hubo esa mirada,
seguida de conversación fluida, de química inconfundible, de intercambio de
teléfonos, de un inesperado besazo de despedida que me dejo la cara llena de
babitas, por eso empezó todo, por esas pequeñas tonterías, como de costumbre.
Por su puesto si ella leyera estas líneas lo negaría
categórica y diría que flipo. Pero sé que ella no lo va a leer, porque en
noviembre de 2014 me bloqueó definitivamente en Facebook y en Whatsapp. ¿Qué
pensabais, que cuando uno siente amor verdadero eso de seguir el Camino del
Dolor no puede acabar de forma dolorosa para los dos? Pues sí, sí y sí… porque
eso del amor verdadero incomoda mucho cuando no lo quieres.
No dejes nunca de escribir, Germán! Me sigues impresionando, aunque ya sé que la admiración de una abuela de 72 años, sea una insignificancia...
ResponderEliminarUn beso de tmontagut