martes, 22 de septiembre de 2015

Primeros Capítulos: La Noche del Divorcio Traumático (1.1)



Continúa mi auto-concurso de primeros capítulos. Hasta ahora han sido proyectos de novelitas cortas, hoy llega la primera cosa de envergadura, con algo más de ambición y más de 100 o 150 paginas. La bonita, triste y dura historia de una abuela y su nieta, que vive entre dos mundos. Los Capítulos son muy largos, divididos en muchos episodios pequeñitos, por lo que subiré más o menos hasta la mitad del primer Capítulo. Sin más preámbulos hoy presentamos:


La Noche del Divorcio Traumático



Ave de presa, Vuela alto, En el cielo del verano
Ave de presa, Vuela alto, Pasa ligera
Ave de presa, Vuela alto, Soy yo quién va a morir
Ave de presa, Vuela alto, Llévame en tu vuelo 
Jim Morrison (The Doors) 



Capitulo I
Papá y Mamá
 

1.1

El Paquete


¿Cómo se gesta una guerra? Era una buena pregunta para una mujer como yo, que no ha vivido otra cosa. Quizá, por eso mismo, nunca me la había planteado de forma consciente hasta que recibí aquel paquete, uno especial para mí. El chico del Hogar de Enlace lo dejo directamente en mi camarote, sin pasar por el Almacén, cumpliendo órdenes directas, luego subió a notificárselo a la biznieta. ¿La biznieta? ¿Así es como me conocían en ese Hogar? Solo podia ser... Cuando pregunté de que se trataba me habló de una simple caja reforzada, cuyo contenido era solo para mis ojos, y se fue. 


Tuve la paciencia de esperar al final de mi turno, con la intuición cada vez mayor de saber de qué se trataba. Mi hija se movió, enseguida notaba mi inquietud, ansiando por salir y preguntar que me pasaba. Caminé entre paredes de grueso acero, sintiendo las vibraciones de las turbohélices de los aviones bajo cubierta. Los hombres, siempre tan atareados, me saludaban presurosos por los pasillos atestados, con los monos sucios de grasa, los recios brazos sudados por el esfuerzo y la mente perdida en múltiples misiones importantes. Que extraño lugar para una mujer embarazada, relleno de combustible inflamable, torpedos cargados y testosterona en ebullición. Un lugar peligroso, al menos según el código de seguridad de mi señor padre. 

La vieja Alex, mi bisabuela, pensaba de forma muy distinta, aunque tampoco como yo lo hago cada día. Me temo que no nos habríamos llevado demasiado bien. La última vez que la vi todavía era una niña, era tan pequeña... Recuerdo su fuerte mano tirando de la mía con fuerza, tenía que correr, y yo solo preguntaba dónde estaba mi mamá. En aquel instante la odie: mala mujer, vieja bruja, víbora, puta. 


El corredor se hacía cada vez más estrecho conforme me acercaba al vientre de la nave, donde estaba mi camarote. Entré agachada para sortear el mamparo, luego empuje la pesada puerta blindada, girando la manivela, apretandola  fuerte. Quería estar sola. Estaba en el lugar más seguro y protegido del barco, pero tenía el cuerpo bañado en inseguridad. 


Miré la caja metálica sobre la mesa. 


La odie, apenas me conoció, y sin embargo me había legado algo que, según supe después, pasó meses preparando, con  más de noventa años, sentada en la cama, resistiendo el cáncer... Solo se dejó morir cuando lo tuvo acabado. Di los tres pasos hasta el escritorio, hasta el sarcófago. Me palpé el vientre, mi hija esperaba expectante. Extendí la mano sobre mi pecho, ella notaba mi aprensión. Mamá, ¿por qué tienes miedo de un regalo hecho solo para tus ojos?  Mamá, me estas asustando, no tengas miedo, mamá, es solo un regalo.  


Basta. 


Respiré hondo. Voltee la pequeña llave y abrí la fría tapa.



Producciones Jane Campion Presenta

Así era tu Madre, Así Empieza una Guerra

Por Alejandra, la vieja Alex



Era la firme letra de mi bisabuela escrita sobre una etiqueta con el logotipo de su Hogar de Carne. Estaba pegada encima del forro de piel de un pesado disco duro. Mientras lo enchufaba en la consola vi que debajo había algo más, envuelto en tela. Saqué de la mortaja un anticuado Interfaz, de estilo pre-guerra. Sin comprender bien porqué, me dio un vuelco el corazón. El marco de madera lacada en rosa fuerte aparecía agrietado, como si hubiera estado roto y luego vuelto a encolar y pintar con primoroso cuidado, la pantalla estaba quebrada, y le faltaban muchas teclas. Era obvio que aquel elegante aparato ya no podía funcionar. Extrañada le di la vuelta, detrás, grabada en la madera, había una inscripción escrita en bonitas letras coloniales.



Para mi nieta María, de su abuela Alejandra

Montado en el Hogar Polivalente Jane Campion VII



El corazón me latió fuerte y las lágrimas se agolparon en mis ojos, tuve que sentarme.


Era el viejo Interfaz de mi madre, el recuerdo explotó en mi cabeza como una granada.


En la pantalla de la consola apareció el contenido del disco, archivos de video, documentos de texto, cientos de archivos de video, la mayoría fechados antes que yo naciera, muchos tenían más de treinta años. Me di cuenta que abarcaban al menos veinte años de la vida de mi madre.


María.


¿Cómo se gesta una guerra? 


En mi caso todo empezó en el cuarto de una niña pequeña, acostada en su camita. 

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