lunes, 21 de septiembre de 2015

La Hija del Fuego y Tú


La Hija del Fuego y Tú

La Hija del Fuego fue una chica rockera que iba a mi clase cuando repetí el último año de instituto. Pelirroja preciosa, de ojos azules, se fue volviendo rubita conforme se hacía mayor, la última vez que la vi llevaba un flequillito que cortaba la respiración. Al principio yo estaba enamorado de otra chica con la que no podía hablar, con ella si podía, me gustaba. ¿Otra vez la chica más bonita de la clase? Era una diosa inalcanzable y yo un pimpollo de 19 años que quitaba el hipo sin tubo, pero no tenía nada que hacer, porque iba en silla y era un iluso gilipollas. Así se paso año y medio. Un día, sin pensarlo, le dije que me gustaba, basto un “yo también” No se rio de mí, me dijo una de esas frases que no se olvidan “si hubieras llegado antes”

Llevaba una semana con el novio..., yo lo conocía, iba a mis clases de refuerzo de inglés, un tipo guay. La ponía con los carrillos en llamas contra las columnas del patio, yo lo veía. Oh, la Hija del Fuego. Resignación derrotista y sentido del humor, soy yo, ¿no? El día de mi revelación ella demostró su valía cuando, aun sufriendo toda la incomodidad del momento, tuvo el detalle de sentarse conmigo un rato. ¿De qué podíamos hablar? Le pedí el teléfono, a buenas horas, me lo dio, y me despedí, para liberarla de la situación, se fue hacia a la cantina. El instituto terminó, llego la universidad, no existía Internet, ni móviles, ni Facebook. El día del flequillo me la encontré junto a las vías del tranvía, bajo el sol, ya era una mujer, bonita y luminosa. No la volví a ver.

A esa edad los novios vienen y van, pero esa realidad se ignora cuándo te han enseñado a aceptar la fatalidad sin luchar. Tenía novio, sabía que me gustaba, ya no me podía acercar igual. No es mi estilo, no me atrevia, donde voy yo, las excusas habituales. La llamé apenas unas pocas veces, la última un verano, por la noche, en mi terraza de la playa, tras escuchar “Wish You Were Here” de Pink Floyd con el rumor de la Mar al fondo. En su casa me dieron su móvil, la desperté, tenía que trabajar, vivía en otra ciudad, lo había dejado con el novio, hacia tiempo. Medios de transporte, contratos temporales, pero yo solo veía fatalidad. Yo no tenía coche, no podía hacerla venir a mí, la había despertado, la molestaba, era un iluso gilipollas, era demasiado tarde. Nunca la volví a llamar. Era demasiado para mí, aunque la hiciera reír. Eso sigue clavado ahí, hasta que la muerte lo desvanezca.

Habrá otra, es lo que siempre te dicen cuando dejas pasar una oportunidad así, única e irrepetible, al menos por 23 años... Esa otra entonces tenía seis años. Hoy es una rubia de ojos azules con un flequillo que corta la respiración y puedo hablar con ella. Una diosa inalcanzable, no tengo coche, demasiado joven y guapa para mí, aunque yo aparente diez años menos, sea capaz de escribir estas cosas y la haga reír. Voy en silla con tubo, tengo un par de canas, ¿no? Estaba ahí, sin novio y abierta al mundo, dejé pasar las semanas, ocultando mi interés, sin mostrarme, sin acudir donde ella, por temor a espantar la oportunidad y perder la esperanza.

Hoy va a recoger a su nuevo amor online al aeropuerto. Quizá ahora, mientras escribo estas líneas, se estén mirando con la emoción del primer encuentro... Por eso sé que hoy no vas a leerme hasta aquí. Eres bilingüe en inglés, si voy a esas reuniones erasmus es por verte, si doy mucha importancia a lo que opinas sobre mí, es porque es tu opinión, si un día te dije medio en broma medio en serio que soy invisible como hombre, es porque soy invisible para ti, porque tu mente está centrada en tantos otros sitios y gentes... Hoy es un día mágico para ti y yo estoy aquí, aceptando la fatalidad, pensando que ya nunca te importará lo que tengo que decirte, entre la sensata resignación y la necesidad de luchar, pues eso de "oportunicad única e irrepetible" cada vez es más real. Soy así, hay cosas que parece que nunca cambian, que parecen una maldición auto-impuesta.

Se cumplen 40 años de esta canción, y aunque la letra quizá tenga poco que ver contigo, hoy te la dedico, because I wish you were here...

1 comentario:

  1. No sé que decirte, porque si te digo algo es siempre lo mismo: me fascina cómo escribes. Te disfruto muchísimo. Sigue haciéndolo, además de por tí, por mi y por todos nosotros que gozamos con tu estilo y tu forma de contar las cosas. Un beso

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